Una Bofetada de sinceridad.
Llegué tarde a mi cita con Danna, estaba muy nerviosa, aquellos días en que el tren llega tarde, la lluvia no cesa, no encuentras la T-10 y se te acaba el tabaco si tener dinero para comprarte más, la verdad es que la había cagado mucho y ahora tocaba agachar la cabeza y pedir perdón.
Subí la cuesta como pude de aquella larga calle, a lo lejos la puerta del hotel.
Pasé la recepción y bajé las escaleras para encontrarme con ella.
Lo sabía todo, Marc ya se lo había contado.
Ahora me tocaba a mí.
Fue tan intenso el momento que no podría describirlo exactamente.
Danna estaba trabajando en su despacho y me vio a través de la puerta, mirándome de una manera extraña, no se acercaba a abrirme la puerta, supongo que pensaría algo como “le abro la puerta como si nada, la abrazo, lloro o directamente le pego una bofetada.”
Abrió la puerta me dio dos besos y me hizo pasar.
Nos sentamos una enfrente de la otra, yo no la podía mirar a la cara, yo bajaba el mentón y ella con la mano me lo subía diciéndome que la mirara a la cara.
Discutimos y ella me dio una bofetada.
Le pedí perdón una y otra vez.
Me dijo que evidentemente le había sentado muy mal, que no se esperaba eso de mi pero que prefería que Marc fuera feliz conmigo antes que con otra, pero era todo una locura porque a mi él ni siquiera me gustaba lo suficiente como para algo así y su insistencia me hizo dudar.
Aquel día nuestra amistad se rompió.
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